En la cultura popular sigue estando vigente la creencia de que la obesidad es el resultado típico de comer en exceso y de ejercitarse poco (o nada). Lo más triste es que muchas personas estigmatizan a quienes sufren de sobrepeso sin conocer la verdad acerca de su enfermedad. Como consecuencia del abuso verbal por parte de extraños en la calle, de las burlas constantes, el odio y el descontento hacia uno mismo, los individuos con obesidad padecen otros tantos problemas de salud físicos y mentales.
Un buen punto de partida para revertir esta triste situación es entender qué hay detrás de la obesidad…
1. Entornos propicios a la obesidad
Lo que se conoce como “entorno obesógeno” se relaciona con la postura que el entorno en el que nos movemos adopta hacia la actividad física y los hábitos alimenticios. Por ejemplo, si vivimos en una zona sin aceras seguras donde caminar ni acceso a frutas y vegetales frescos, las probabilidades de desarrollar obesidad serán mucho mayores que en un vecindario que dispone de áreas para hacer ejercicio y que ofrece opciones saludables de alimentación.
Esto no quiere decir que el entorno es el único motivo por el cual existe la obesidad, pero sí que es un factor a considerar a la hora de analizar las causas de la enfermedad. Los individuos que viven en zonas donde se fomentan el consumo de comida rápida y el uso de vehículos para trasladarse, es probable que tengan mayores dificultades a la hora de modificar dichos hábitos a fines de perder peso.