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Síntomas del linfoma: Señales importantes del linfoma

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By ActiveBeat Español

Los médicos dicen que las señales de advertencia del linfoma suelen ser muy sutiles. Tan sutiles que los síntomas más comunes se componen de dolencias de salud que bien podrían ser desestimadas como algo menor. Por eso, es posible que experimentar uno o dos de estos síntomas ni siquiera amerite una visita al médico.

Sin embargo, si experimenta varios síntomas, (aunque no debe entrar en pánico) es recomendable que programe una consulta con su médico. A continuación, le mencionamos trece síntomas de advertencia asociados al linfoma…

1. Hinchazón

Los pacientes con linfoma pueden sufrir hinchazón, dependiendo de los sistemas corporales afectados por el crecimiento canceroso. Por ejemplo, si un tumor de linfoma de gran tamaño bloquea los vasos que llevan la sangre a la parte superior del cuerpo, es posible que se produzca una hinchazón en la cara, el pecho o el cuello. Esta hinchazón puede ser grave, dependiendo del grado de inhibición del flujo sanguíneo. También puede ser dolorosa, lo que lleva a los pacientes a acudir a su servicio de urgencias local.

El linfoma también suele afectar el estómago y los intestinos, por lo que puede producirse una hinchazón similar si los vasos sanguíneos de estas partes del cuerpo están bloqueados por crecimientos malignos. Este tipo de hinchazón puede afectar el estómago, los intestinos, las vísceras y/o el abdomen, y puede provocar una sensación de presión o dolor acumulados. Los pacientes también pueden experimentar anormalidades en sus movimientos intestinales y en la digestión, incluyendo diarrea y pérdida de apetito.

2. Ganglios agrandados

El agrandamiento de los ganglios linfáticos, o los bultos indoloros al tacto, son los síntomas más comunes (y los que más se pasan por alto) del linfoma. En ambos casos, estos síntomas no causan ninguna molestia, e incluso pueden no ser inmediatamente evidentes. Los adultos mayores y las personas con mayor riesgo de desarrollar un linfoma deben adquirir el hábito de realizar una autoinspección mensual para buscar cualquier crecimiento o bulto sospechoso que pueda estar desarrollándose.

Estos síntomas son especialmente problemáticos porque muchas personas no creen que indiquen algo tan grave como un linfoma, ya que el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos y los bultos en sí mismos son indoloros. La mayoría de los pacientes piensan que, si no sienten dolor, es muy probable que no haya nada malo. Aunque esto puede ser cierto la mayoría de las veces, no lo es cuando se trata de un linfoma. La detección temprana es una de las claves del éxito del tratamiento, así que asegúrese de visitar a su médico si detecta este síntoma.

3. Dolor

Toda regla tiene sus excepciones, y el linfoma no está exento de esta verdad universal. Aunque la enfermedad suele ser indolora en sus fases iniciales, una minoría de pacientes experimenta un dolor intenso, incluso debilitante, a medida que los tumores malignos se desarrollan en zonas localizadas del cuerpo. El dolor se presenta con mayor frecuencia en los casos en que el linfoma afecta uno o más órganos. Por ejemplo, el linfoma del cerebro puede provocar fuertes migrañas que son difíciles o imposibles de aliviar. Del mismo modo, los pacientes que padecen un linfoma de estómago pueden sufrir fuertes calambres estomacales.

Como regla general, cualquier dolor inexplicable que persista durante más de cuatro días debe ser evaluado médicamente. El dolor es la forma que tiene su cuerpo de decirle que algo va mal. Por eso, si empieza a tener migrañas repentinas o dolores de estómago que no desaparecen, debe acudir a su médico para ser evaluado/a.

4. Pérdida de peso

Al igual que con muchas otras formas de cáncer, los pacientes con linfoma experimentan habitualmente una pérdida de peso inexplicable y significativa. Esta pérdida de peso suele producirse en un periodo de tiempo bastante reducido, y los pacientes pueden perder de 10 a 15 libras, o más, en el transcurso de unas seis semanas. Esta pérdida de peso se produce incluso en ausencia de modificaciones del estilo de vida que afecten la dieta del paciente o sus niveles de actividad.

La pérdida de peso asociada al cáncer se produce por dos razones principales. En primer lugar, los propios tumores en crecimiento tienen unas necesidades calóricas considerables, y una parte importante de los alimentos que se ingieren alimentan inadvertidamente a los tumores malignos. En segundo lugar, la presencia del cáncer suele afectar al apetito de la persona, que siente menos hambre a diario. Esto es especialmente frecuente si el cáncer afecta al estómago, los intestinos o los sistemas corporales relacionados. Los pacientes también pueden tener problemas para digerir los alimentos, lo que hace que se sientan llenos durante más tiempo y que reduzcan en gran medida la ingesta de calorías.

5. Fiebre persistente

Al igual que la inflamación de los ganglios linfáticos indica que algo va mal, también lo hace la aparición de fiebre que no está relacionada con un resfriado, una gripe u otra enfermedad conocida. Las personas con linfoma suelen experimentar numerosos síntomas relacionados con la temperatura corporal, incluidos cambios drásticos entre sus temperaturas más bajas y más altas y brotes recurrentes de fiebre. Las fluctuaciones de la temperatura corporal hacen que los pacientes alternen entre escalofríos y sudores, lo que les hace muy difícil mantenerse cómodos.

Los síntomas de la fiebre incluyen el aumento de la temperatura corporal, la inflamación de los ganglios linfáticos, una sensación general de indisposición (llamada “malestar” en el mundo médico), sudoración excesiva, cambios en el apetito y fatiga. Si tiene una fiebre que reaparece sin motivo aparente (sobre todo si va acompañada de una inflamación indolora de los ganglios linfáticos), asegúrese de visitar a un médico para averiguar qué está pasando.

6. Falta de apetito

A medida que un linfoma crece, aumenta de tamaño y se extiende por todo el cuerpo, es cada vez más probable que afecte su apetito. Estas malignidades piratean su ingesta calórica, robando a su cuerpo la energía y los nutrientes antes de que puedan ser aprovechados, lo que provoca un déficit calórico dramático. A medida que el linfoma avanza hacia el estómago y los intestinos, es posible que no tenga ganas de comer. Con el tiempo, la reducción de la ingesta de alimentos provocará una disminución de los niveles de energía, y es posible que se vuelva sedentario y se sienta crónicamente fatigado.

Aunque mucha gente considera que la pérdida de peso repentina y sin esfuerzo es algo bueno, la realidad es que es uno de los síntomas médicos más graves que se pueden desarrollar. Si se encuentra perdiendo peso y no ha hecho ningún cambio significativo en su dieta habitual o en sus rutinas de ejercicio, pida una cita con el médico de inmediato para investigar la causa principal. Siempre es mejor saber si algo va mal, y cuando se trata de enfermedades graves, cuanto antes lo sepa, mejor.

7. Transpiración excesiva

La sudoración excesiva, conocida médicamente como “hiperhidrosis”, se produce con frecuencia en pacientes con linfoma. La presentación típica de este síntoma sigue una patología particular, en la que los pacientes tienden a sudar mucho durante la noche. La mayoría de los pacientes dicen que se despiertan de repente y se encuentran empapados de sudor, como si hubiesen realizado un esfuerzo físico intenso en condiciones climáticas cálidas y húmedas.

Esta sudoración excesiva también puede producirse durante el día, y es posible que se libere un volumen de sudor inusualmente grande durante una actividad física ligera o moderada. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la hiperhidrosis es mucho más pronunciada durante las horas nocturnas. Los investigadores no están muy seguros de por qué ocurre esto, pero creen que podría estar relacionado con la actividad del sistema inmunitario -la cual tiene lugar mientras se duerme-. Sudar con frecuencia puede causar deshidratación, lo que, a su vez, provoca dolores de cabeza y disminución de los niveles de energía.

8. Debilidad

A medida que el linfoma sigue creciendo y desarrollándose, es probable que experimente episodios de fatiga cada vez más graves. Al tiempo que las células cancerosas se desarrollan, agotan literalmente los nutrientes y la energía de su cuerpo, lo que hace muy difícil que los pacientes mantengan sus niveles normales de actividad. Esta fatiga suele ir acompañada de una pérdida de peso repentina e inexplicable, lo que indica que el tumor maligno va por mal camino.

Otra razón por la que los pacientes con cáncer experimentan una fatiga tan extrema es que el sistema inmunitario necesita mucha energía para luchar contra un tumor maligno. Por lo tanto, no sólo el tumor canceroso le roba a su cuerpo la energía que tanto necesita, sino que, además, su cuerpo está dedicando la mayor parte de sus recursos energéticos disponibles a luchar contra el cáncer. Esto le deja con muy poca energía, y como resultado, se sentirá agotado/a sin razón aparente. Incluso las actividades simples pueden agotarlo/a.

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9. Piel irritada

A medida que las células del linfoma se desarrollan y maduran, segregan subproductos químicos que pueden causar síntomas cutáneos reveladores. Estos síntomas incluyen pequeñas lesiones similares al acné, conocidas como “pápulas”, que aparecen en grupos. La mayoría de los grupos de pápulas se desarrollan en las partes del cuerpo más afectadas por el linfoma maligno. Estas secreciones químicas también provocan escozor e irritación general de la piel, las cuales suelen afectar a todo el cuerpo del paciente. Sin embargo, es habitual que el escozor sea más intenso en una zona relativamente localizada.

La característica definitiva de este escozor e irritación es que se produce sin ninguna causa subyacente perceptible, y no va acompañado de una erupción. Los tratamientos tópicos pueden proporcionar un alivio temporal, pero como el escozor está causado por sustancias químicas originadas en el torrente sanguíneo, este alivio suele durar muy poco. A veces, este escozor puede ser tan intenso que los pacientes se dañan considerablemente la piel al rascarse las zonas más afectadas.

10. Falta de aire

Los pacientes con linfoma suelen quejarse de falta de aire: una condición que está causada por la inflamación de los ganglios linfáticos. A medida que aumentan de tamaño, los ganglios linfáticos afectan al sistema respiratorio del paciente, impidiéndole realizar una respiración completa y normal. El resultado final es que los pacientes se sienten sin aliento sin ninguna razón. Incluso las actividades sedentarias, como ver la televisión o leer, pueden dejar a un enfermo de linfoma literalmente sin aliento.

Entre los síntomas relacionados se encuentran el dolor torácico agudo y recurrente y la tos constante, que no parece tener una causa externa. Por razones obvias, estos síntomas suelen ser mucho más graves en los fumadores que en los no fumadores. Si se siente sin aliento y tiene los ganglios linfáticos agrandados, pero no los siente doloridos ni sensibles, visite a su médico de inmediato. Por desgracia, los índices de linfoma están aumentando. Sin embargo, muchas personas no son conscientes de que esta forma de cáncer es cada vez más frecuente, y a menudo no asocian estos síntomas con enfermedades malignas.

11. Dolores de cabeza

Como se mencionó anteriormente, el linfoma cerebral -también llamado linfoma cerebral primario- puede causar fuertes dolores de cabeza. Estos dolores de cabeza pueden ser menores al principio, pero a medida que el cáncer crece y ejerce una presión adicional sobre el cerebro, tienden a empeorar. Livestrong señala que estos dolores de cabeza también tienden a ser más intensos a primera hora de la mañana.

Los dolores de cabeza no son el único síntoma que puede aparecer en los linfomas cerebrales. La Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society) indica que otros síntomas comunes son “problemas para pensar, debilidad en partes del cuerpo, cambios de personalidad y, a veces, convulsiones.”

12. Dolor de huesos

Otra parte del cuerpo en la que puede desarrollarse el linfoma es la médula ósea, aunque esto no suele ocurrir hasta el estadio 4 de la enfermedad. Cuando las células cancerosas se han desarrollado en la médula ósea, suelen aparecer dolores en los huesos, a menudo en zonas como las piernas, la pelvis, la columna vertebral y las costillas.

Según la Sociedad Canadiense del Cáncer (Canadian Cancer Society), este tipo de linfoma puede: “provocar un recuento bajo de células sanguíneas”; dar lugar a infecciones persistentes (o que se repiten con frecuencia); aparición de hematomas o hemorragias con facilidad; y -como ya se ha comentado- fatiga.

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13. Dolor en los ganglios linfáticos después de beber alcohol

Aunque en la mayoría de los casos la inflamación de los ganglios linfáticos no causa ningún dolor a una persona con linfoma, es posible que algunos individuos experimenten dolor en la zona, especialmente después de consumir alcohol.

VeryWellHealth.com indica que el dolor en los ganglios linfáticos después de beber alcohol tiende a ser más común en quienes padecen linfoma de Hodgkin (a diferencia del linfoma que no es de Hodgkin). Y aunque no se sabe del todo por qué ocurre esto, la fuente explica que una teoría cree que “el dolor está relacionado con la expansión de los vasos dentro de la cápsula del ganglio linfático tras la exposición al alcohol en el torrente sanguíneo”.

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