6. Rehogue esas verduras
Todos sabemos que las hojas verdes, como la espinaca o la col rizada, esconden nutrientes asombrosos. No obstante, comer un tazón de espinacas crudas no suena muy tentador, a menos que sea Popeye.
Afortunadamente, los vegetales acuosos son deliciosos si se los rehoga en pequeñas porciones. De una taza de espinaca cocida puede obtener el 35% de su consumo diario de vitamina A, 0.8 miligramos de hierro y 5 gramos de proteínas — que se mezclan deliciosamente en un sofrito, en una salsa e incluso en una sopa.

7. Proteja su salud al cocinar al vapor
Cuando realmente considera los beneficios para la salud que aportan los vegetales, como las zanahorias, es difícil hallar una buena excusa para quitarlas de su dieta. Sin embargo, como a muchas otras personas, me cuesta comer una porción de zanahorias hervidas, ya que no les saco gusto a nada. Afortunadamente, podemos convertirlas en un platillo delicioso al prepararlas de manera novedosa.
Por ejemplo, prefiero cocer las zanahorias con un poco de aceite de oliva, miel (o jarabe de arce real), chile y comino. Estos vegetales no sólo absorberán la humedad — obtendrá una deliciosa salsa para combinar con su arroz o con semillas de quinoa. Además, investigadores de la Universidad Purdue afirman que preparar las zanahorias con alguna fuente de grasa monosaturada (como el aceite de oliva) aumenta la habilidad del organismo de absorber el tan bueno para la vista beta-caroteno.

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